El Umbral de los Ecos - CAPÍTULO X

 

🜂 CAPÍTULO X

Ecos nuevos

El Umbral ya no estaba.
  No desapareció: se desvaneció como una niebla que ya no es necesaria.
  Lía, Kael y Nara emergieron del cruce sin saber si habían salido o simplemente despertado en otro lugar.
  El mundo no era distinto, pero tampoco era el mismo.
  Era una versión más honesta de sí mismo, un espacio donde los ecos podían escucharse y florecer.

🌳 El bosque que canta

El Bosque de la Voz Rota ya no murmuraba frases partidas ni fragmentos de memoria olvidada.
  Sus árboles cantaban nuevas canciones.
  Algunas eran suaves, como arrullos; otras fuertes, como promesas de futuro.

Lía caminó entre ellos.
  Cada hoja que tocaba pronunciaba su nombre con ternura.
  No como un llamado, sino como un reconocimiento de quien había sido y quien podía ser.

—Ya no soy fragmento —dijo—. Soy eco completo.

Kael la observaba desde la distancia.
  Su sombra ya no lo perseguía. Lo acompañaba.

🏜️ Las arenas fértiles

Las Arenas de Velo ya no evaporaban recuerdos.
  Ahora los sembraban.
  Cada paso que Kael daba dejaba huellas que florecían en pequeñas plantas de luz, susurrando historias que aún no habían ocurrido.

—El olvido no es pérdida —dijo—. Es espacio para lo nuevo.

Nara dibujaba sobre la arena.
  Sus trazos no se desvanecían: se convertían en caminos de posibilidades.
  Por primera vez, sus dibujos no mostraban finales, sino comienzos.

🧠 La Cuna del Eco

En la Cuna del Eco, los fragmentos flotaban como luciérnagas.
  No eran restos. Eran semillas.

Lía extendió la mano y uno se posó en su palma.
  Era tibio.
  Cantaba una melodía que ella no conocía, pero que la hizo llorar.

—Este eco… aún no ha nacido —dijo.
  Kael sonrió.
  —Tal vez es nuestro.
  Nara dibujó una espiral abierta.
  —Tal vez es de todos.

🌌 El Umbral en todas partes

El Umbral ya no era una grieta en el cielo.
  Era una posibilidad en cada rincón del mundo:

• En cada palabra dicha con verdad.

• En cada silencio respetado.

• En cada recuerdo que se elige guardar.

Lía, Kael y Nara no eran los mismos, pero tampoco eran otros.
  Eran versiones más completas de quienes habían sido.
  Y sobre la tierra, donde antes hubo fragmentos, ahora había raíces.

✨ El eco final

Una última melodía flotó en el aire.
  No provenía de un eco ni de un fragmento.
  Venía del mundo.

Y en ella se repetía una frase:

"El Umbral no era un lugar. Era el momento en que decidimos escucharnos."