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El Barco Negro




Tomado de Pablo Antonio Cuadra y Francisco Pérez Estrada. Muestrario del folclore nicaragüense. Fondo de promoción cultural-Banco de América (series Ciencias Humanas No. 9) Managua, 1978.

Cuentan que hace mucho tiempo, ¡tiempales hace! Cruzaba un lancha de Granada a San Carlos y cuando viraba cerca de la isla Redonda le hicieron seña con una sabana.
Cuando los de la lancha bajaron a tierra solo ayes oyeron. Las dos familias que vivían en la isla, desde los viejos hasta las criaturas se estaban muriendo envenenadas. Se habían comido de una res muerta picada de toboba.

-¡Llévennos a Granada!- les dijeron. Y el Capitán preguntó:- ¿quién paga el viaje?
-No tenemos centavos -dijeron los envenenados-, pero pagamos con leña, pagamos con plátanos.
-¿Quién corta la leña?¿quién corta los plátanos? –dijeron los marineros.
-Llevo un viaje de chanchos a Los Chiles y si me entretengo se me mueren sofocados -dijo el capitán.
-Pero nosotros somos gente -dijeron los moribundos.
-También nosotros -contestaron los lancheros-; con esto nos ganamos la vida.
-¡Por Diosito! -grito el más viejo de la isla-; ¿no ven que si nos dejan nos dan la muerte?
-Tenemos compromiso -dijo el Capitán.
Y se volvió con los marineros y ni porque estaban retorciéndose, tuvieron lastima. Ahí los dejaron. Pero la abuela se levantó del tapesco y a como le dio voz les echó la maldición:
-¡A como se les cerró el corazón se les cierre el lago!.
La lancha se fue. Cogió altura buscando San Carlos y desde entonces perdió tierra. Eso cuentan. Ya no vieron nunca tierra. Ni los cerros ven, ni las estrellas. Tienen años, dicen que tienen siglos de andar perdidos. Ya el barco está negro, ya tiene las velas podridas y las jarcias rotas. Mucha gente del Lago los han visto. Se topan en las aguas altas con el barco negro y los marineros barbudos y andrajosos les gritan:
-¿Dónde queda San Jorge?¿Dónde queda Granada?... Pero el viento se los lleva y no ven tierra. Están malditos.

(Contado por una mujer de Zapatera a Pablo Antonio Cuadra, 1930)

NOTA DE P.A.C.:
-Juan de Dios Mora, viejo marino del lago me dio otra versión de la leyenda. En vez de un barco, eran “tres barcos negros” los que navegaban juntos, perdidos y malditos sin ver nunca tierra, hasta el fin del mundo. Y la causa de la maldición fue que se hicieron a la vela un Viernes Santo en la Isla de Ometepe.


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